De Velorios

En ti se encierran todos mis miedos. No existe sobre la faz de la tierra una mujer que sea capaz de generar tantas emociones tan lindas en mi como lo haces tú. Hace tantos años que te tuve entre mis brazos deseando lo mejor, lo mejor fue que aprendí a amar mi juventud (no que ya no la tenga, simplemente no en la misma medida) porque si no lo hubiera hecho estaría atado (aún más) a ti, soñando con tus besos, amando tus palabras, deseando cada minuto que nuestra relación no se hubiera terminado.

La verdad te extraño y me duele no tener el valor suficiente para poder verte a los ojos mientras me cuentas tus «penas» de amores, me cuesta mucho ya no aguantar ser un hombro en el que llores, «me destroza el corazón verte llorando, porque sé que no es por mi», me dan ganas de llorar por no ser el amigo que necesitas, pero lo que más me pasa es que me enojo porque (aunque digas lo contrario) no lo entiendes ni un poquito.

Parece ridículo todo el tiempo que llevo aquí esperando, esperando algo que sé que no llegará, irónico como eres mi antídoto y el virus de tantos más, cómo de todos aquellos inmunes a tus encantos, fui yo el que se tuvo que quedar.

Y mira que al final tal vez tengas razón, dice el dicho que: «Cuando rompes con el deseo de apoderarte de alguien empiezas a amar», y creo que eso me pasa, estoy enamorado de la idea de tenerte, pero ya no dejo la camisa por ti. En ti se encierran todos mis miedos.