Pesadillas

La palabra «fe» se fue gastando, con aquella devastadora noticia una parte de mi ha intentado separarse de éste cuerpo, y como búmeran ha regresado a destrozar el poquito corazón que me quedaba después de la tragedia que me dejó tu partida.

Mil y una noches traté de engañar a mi mente con aquel viejo truco del «ya te olvidé», mil y una noches en las que las lágrimas terminaron tocando mis mejillas, por tu ausencia, por saberte lejos de mi, por no poder tener en mi futuro imaginario una vida feliz en otros brazos.

Y ahora regresas a mi vida, o las malas nuevas sobre ti, y con ellas un nuevo escenario de auto-destrucción, noches en vela, sollozos en la almohada, ¿es ésto lo que merezco? ¿o acaso soy yo el que está mal? Debería estar contento por tu felicidad dice el pedacito de buena persona que hay en mi interior.

Y si así tuviera que ser, ¿qué hay de mí? ¿qué hago con lo que yo siento? Ya supéralo dicen las voces familiares que están alrededor de mi vida, ajá, como que mañana despierto y digo, «ya lo superé».

Me voy a deprimir, voy a llorar, me ahogaré en un vaso de agua hasta que se me de la gana. Si me muero en el intento de «superarlo» será porque así lo quise. Seguramente ésta noche mis sueños se convertirán en pesadillas, y ella será la protagonista.